miércoles, 15 de julio de 2009

Desiderata (Cosas Deseadas)


Escucha entonces la sabiduría del sabio:

“Camina plácidamente entre el ruido y las prisas, y recuerda que la paz puede encontrarse en el silencio.

Mantén buenas relaciones con todos en tanto te sea posible, pero sin transigir.

Di tu verdad tranquila y claramente; Y escucha a los demás, incluso al torpe y al ignorante. Ellos también tienen su historia.

Evita las personas ruidosas y agresivas, pues son vejaciones para el espíritu.

Si te comparas con los demás, puedes volverte vanidoso y amargado porque siempre habrá personas más grandes o más pequeñas que tú.

Disfruta de tus logros, así como de tus planes. Interésate en tu propia carrera, por muy humilde que sea; es un verdadero tesoro en las cambiantes visicitudes del tiempo.

Sé cauto en tus negocios, porque el mundo está lleno de engaños. Pero no por esto te ciegues a la virtud que puedas encontrar; mucha gente lucha por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroísmo.

Sé tu mismo. Especialmente no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto al amor, porque frente a toda aridez y desencanto, el amor es tan perenne como la hierba.

Acepta con cariño el consejo de los años, renunciando con elegancia a las cosas de juventud.

Nutre la fuerza de tu espíritu para que te proteja en la inesperada desgracia, pero no te angusties con fantasías. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Más allá de una sana disciplina, sé amable contigo mismo. Eres una criatura del universo, al igual que los árboles y las estrellas; tienes derecho a estar aquí. Y, te resulte o no evidente, sin duda el universo se desenvuelve como debe.

Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que Le concibas, y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantente en paz con tu alma en la ruidosa confusión de la vida. Aún con todas sus farsas, cargas y sueños rotos, éste sigue siendo un hermoso mundo.

Ten cuidado y esfuérzate en ser feliz”.

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